Mística VersoCuántica
…En mi razonamiento miope,
retrocedí a la velocidad
de un cíclopeo pensamiento
asido a la brinza del tiempo.

Rodando por los alambiques
de las bridas de un díscolo reloj,
retrocedía por ver si hallaba
el punto exacto e infinito,

la mota de polvo en el
extremo último del trampolín
desde el que dimos aquel funesto
salto al agujero negro de
nuestra humana conciencia
y sellarlo por fin
con el cerógrafo del Amor.

Y Yo, el versógrafo,

insensato y aturdido
alcancé la brecha, y ví
el Amor Verdadero:
flameaba a mitad de camino,

y deseaba amar y mi mano
tendida sin rastros de mi anillo...

Tan crucial elección exigía premura

a riesgo de mermar mi cordura...

Mi mente escogió lo desconocido,
y lo desconocido era el trecho
que va del olvido al amor primero,
el camino de los vencidos...

A la velocidad de la poética cuántica
se desintegró mi mente en una brizna
de pensamiento, y de ese pensamiento
único, viciado de mi humano tamiz,
comencé a destejer la rueca de este mundo,
por ver quién es el poeta que versa el tapiz.

Traspasé todos los tiempos verbales,
derrumbe las banderas y los idiomas,
demolí las obras universales

traspapelé los abecedarios,
rebasé las puertas del espacio,

por fin, exhausto, exangüe, exánime ,

jadeante, desfallecido, rendido,
incomprendido, mi ser incompleto,
yacía inerte en el breviario del tiempo…

El Poeta de Los Zapatos