La línea curva que engendró su imaginación, nació del pulso más vivo de su dedo corazón. Fue un parto dilatado en el tiempo y exigente en el espacio, él quería ser Palabrista, inventar palabras nuevas, palabras mágicas, palabras sin techo que hasta a los poetas dejaran satisfechos. Ella quería desprosar la literatura universal, ella quería ir en busca del verso filosofal, aquél que le permitiera convertir las novelas en poemas y los poemas en versos y los versos en el verso único, ella quería el Uni-verso.
Juntos, se alimentaron de sus sueños, y crearon Quijanas de alegres figuras y Alonsas hechas Quijotas y Dulcineos seduciendo Aldonzas; versografiaron Yoyós Soñando Tutús, la Soledad alumbrando la Edad del Sol, inventaron el ratoalagua y sentaron, en el clímax de su relación, las bases de la Poética Cuántica. Y así, nació el Bululú de las Burbujas, los Vers.o.s desde la UVI, El Tentejuego y los Partes Versológicos.
Al principio brindaban con versos en las fiestas de cualquier poema, pero ella, fiel a su naturaleza curvilínea, se exhibía haciendo piruetas en los encabalgamientos y saltos mortales en las sinécdoques para acabar desapareciendo tras la antonomasia de un desamor o deslizándose por las metáforas de una rendición. Aquellas fugas meteóricas, apenas dejaban como huella un sonsonete que él perseguía de inmediato, angustiado, prostituyendo la ortografía y la sin-taxis, con su sola muñeca, viajando a vuelapluma, palpitando conjuros desde su dedo corazón. Normalmente la encontraba ebria, exhausta, desnudándose en el quicio de un apasionado calambur.
Te quiero, y aunque te escribo, eres tú quién me vives, y a pesar de haber compartido un puerto en cada mujer, justo es decir que jamás me has sido infiel, con tus manías y defectos, siempre me has timoneado
en mis viajes versográficos, así que te ruego paciencia en esta nueva aventura de los microrelatos.
El Palabrista
Al principio brindaban con versos en las fiestas de cualquier poema, pero ella, fiel a su naturaleza curvilínea, se exhibía haciendo piruetas en los encabalgamientos y saltos mortales en las sinécdoques para acabar desapareciendo tras la antonomasia de un desamor o deslizándose por las metáforas de una rendición. Aquellas fugas meteóricas, apenas dejaban como huella un sonsonete que él perseguía de inmediato, angustiado, prostituyendo la ortografía y la sin-taxis, con su sola muñeca, viajando a vuelapluma, palpitando conjuros desde su dedo corazón. Normalmente la encontraba ebria, exhausta, desnudándose en el quicio de un apasionado calambur.
Te quiero, y aunque te escribo, eres tú quién me vives, y a pesar de haber compartido un puerto en cada mujer, justo es decir que jamás me has sido infiel, con tus manías y defectos, siempre me has timoneado
en mis viajes versográficos, así que te ruego paciencia en esta nueva aventura de los microrelatos.
El Palabrista
2 comentarios:
Siempre me gustaron las curvas.
Tuve la suerte de oirtelo leer y ya me atrapo. Ahora al volverlo a leer voy descubriendo nuevos guiños de tu propia y curva existencia. A mi me aporta. No cambies Luis.
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